Vacuna de Sapo Kambo

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Vacuna de Sapo Kambo
Kambô – La vacuna de la rana, medicina fantástica que aborda diversos problemas de salud y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Esta semana, tuve el honor de recibir en mi casa, a una familia representante de los pueblos originarios de la Tribu Noke Kuin, también conocidos como el Pueblo Verdadero, que viven en el corazón de la Selva Amazónica – ¡cuna de la mayor biodiversidad del Planeta!

Dentro del corazón de la Selva amazónica, uno de los lugares en donde existe la mayor biodiversidad en todo el planeta, habitan los pueblos originarios de la Tribu Noke Kuin la cual también es conocida como Povo Verdadeiro (Pueblo Verdadero), el líder Espiritual, su esposa Meto y sus hijos Shere y Wesi Noke Kuin pertenecen a la aldea Shonoya Samauma, localizada en el municipio de Cruzeiro do Sul, AC, en la Amazonia, esta familia realiza un exhaustivo trabajo de divulgación y fortalecimiento de la cultura de su pueblo, llevando experiencias culturales que viven día a día y consideran sagradas de la selva hacia todo el territorio brasileño. Es a través de las vivencias y artesanías como llevan el sustento y mantienen la unión de su pueblo en la aldea.

Entre las medicinas naturales que esta comunidad comparte se encuentra el Kambô, o vacuna de la rana (vacina do sapo), como se conoce popularmente. Muchas personas fuera de la comunidad de la que proviene consideran esta alternativa curativa como una de las medicinas naturales más fuertes y sagradas.

El kambô es una resina extraída de una rana que habita normalmente en el Amazonas. La rana verde – Phyllomedusa bicolor, apodada la rana Kambô, es la especie más grande del género de la familia Hylidae, esta se puede encontrar hacia el sur de la Amazonia y en todo el territorio de Acre, como también en casi todos los países amazónicos, como las Guayanas, Venezuela, Colombia, Perú y Bolivia. A raíz de su nombre, la resina extraída de esta rana y su aplicación medicinal también se llama Kambô.

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Vacuna de sapo Kambo

Basados en leyendas locales se cuenta que una vez los indios de uno de los pueblos amazónicos enfermaron gravemente y el chamán intentó curarlos de varias maneras, pero nada funcionó. Además de él, el sabio curandero ancestral de la aldea utilizó todas las hierbas medicinales disponibles, pero nada libró a aquellas personas de la agonía que su dolor les ocasionaba. Así es como, durante un ritual chamánico, el chamán recibió el mensaje espiritual de adentrarse en el bosque. En este lugar, bajo los efectos de la ayahuasca, recibió inesperadamente la visita del gran Dios, que tenía en sus manos una rana verde, de la que extrajo una secreción blanquecina sobre el lomo del animal y le enseñó cómo aplicarla a los enfermos. De vuelta al poblado de la tribu, y siguiendo las instrucciones que había recibido, el chamán pudo curar a sus hermanos indios con esta resina. La historia puede parecer exótica o incluso fantasiosa, pero la rana verde existe y el uso del kambô es rutinario.

Esta resina medicinal descubierta por los habitantes locales de la selva es utilizada como una vacuna propuesta por los nativos amazónicos tanto para prevenir como combatir enfermedades. Localmente, se recetan la vacuna para cualquier disturbio y desequilibrio corporal, pues afirman que purifica la sangre eliminando impurezas. También se llega a utilizar sin ningún síntoma, para reforzar la inmunidad del cuerpo, prevenir, curar o alejar la «panema» – conocida entre los indios como pereza, bajo estado de ánimo, mala suerte (en la caza, la pesca, la cosecha o las relaciones amorosas).

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El kambô se obtiene de la rana , con un procedimiento que consiste en atarla cuidadosamente para posteriormente frotar su piel con un instrumento duro, recogiendo la secreción que produce, todo esto sin herir al animal, que siempre es tratado con gran respeto y la máxima precaución para no dañarlo, siendo liberado en su hábitat natural en cuanto se recoge la secreción y no perjudicando su ecosistema. Para la aplicación en el enfermo o el que desee prevenir la enfermedad, esta se realiza utilizando un trozo de liana ardiendo, que se quema varias veces, abriendo pequeños orificios en la epidermis (llamados puntos). La resina diluida en agua se aplica sobre la piel y es transportada rápidamente por todo el cuerpo a través de los vasos linfáticos.

El número de puntos por los que se introducirá el veneno depende de distintos factores del individuo como el sexo, la edad, la estatura física, el número de veces que se haya utilizado el kambô, la complejidad del caso y el criterio del aplicador, basado en los conocimientos especializados del chamán.

Los hombres suelen aplicarlo en los brazos o el pecho. Si se trata de una mujer, la aplicación de los puntos se realiza en la pierna. Para los integrantes de la comunidad, la marca de los puntos en la piel es motivo de orgullo y no debe ocultarse ni colocarse en la parte posterior del cuerpo.

Además de estos requerimientos, también es necesaria una dieta especial en los días anteriores a la aplicación y la ingesta de al menos 3 litros de agua, momentos antes de la aplicación. Para los indios no hay contraindicaciones y los niños comienzan a recibir el kambô generalmente cuando termina el período de lactancia. En algunas tribus, incluso a partir de los tres meses de edad. Los integrantes de los pueblos katukinas toman hasta 100 puntos en una sola aplicación y se aplican en diferentes épocas del año, a lo largo de toda su vida.

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La acción que tiene esta vacuna es inmediata y breve, pero muy fuerte. El proceso dura unos 15-20 minutos, durante los cuales los síntomas que se perciben son la aceleración del corazón, la dilatación de los vasos sanguíneos que parece provocar una circulación más rápida de la sangre, a raíz de ello se enrojece la cara y, después de palidecer, se produce una fuerte oleada de calor que sube por el cuerpo hasta la cabeza. Algunas personas llegan a ver todo blanco, como si el mundo estuviera cubierto por una bruma difusa, o caen al suelo, sin fuerzas. Muchos otros llegan a experimentar la sensación de corrientes eléctricas epidérmicas que hormiguean por todo el cuerpo. Muchos usuarios se hinchan hasta adquirir un aspecto similar al de una rana. Luego, de repente, el organismo reacciona positivamente al malestar y lo apaga todo.

No es poco común experimentar también vómitos fuertes y diarrea. Solo entonces, poco a poco, los sentidos vuelven a la normalidad. La persona se siente ligera, limpia, de buen humor, bien con la vida. A los 30 minutos de la aplicación, la persona ya es capaz de realizar sus actividades con toda normalidad. Numerosos informes describen que tras la aplicación se produce un estado de conciencia y claridad de pensamientos, así como una sensación de armonía y felicidad tanto con uno mismo como con la naturaleza. También hay indicios de aparición regular de sueños, mejora de la percepción y la intuición hasta fortalecimiento de la autoestima.

Investigación:

Desde los años 80s se realizan investigaciones científicas a nivel internacional, en los campos químico y farmacéutico, esta busca información sobre las propiedades de la secreción de Phylomedusa bicolor.

Los primeros en «descubrir» las propiedades de la secreción para la ciencia moderna fueron investigadores italianos. Investigadores franceses e israelíes también han publicado trabajos sobre las propiedades de la secreción. Más recientemente, la Universidad de Kentucky (EE.UU.) ha investigado (y patentado) una de las sustancias encontradas en la secreción en colaboración con la empresa farmacéutica Zymogenetics. Varios laboratorios internacionales ya están interesados en el veneno del kambô para desarrollar un medicamento que podría conducir a la cura del cáncer.

Esta resina contiene sustancias peptídicas analgésicas (dermorfina y deltorfina), desconocidas antes de la investigación sobre la Phyllomedusa bicolor.

Las sustancias de la secreción de la rana también tienen propiedades antibióticas, refuerzan el sistema inmunitario mediante la producción de anticuerpos del organismo contra el veneno, provocan la destrucción de microorganismos patógenos y han revelado también un gran efecto positivo en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, el sida, el cáncer, la depresión y otras enfermedades. Hoy en día se producen sintéticamente en los laboratorios farmacéuticos. Además, debido a su efecto purgante, se produce un evidente proceso de desintoxicación del hígado (generalmente se vomita bilis amarga), del intestino (mediante evacuaciones) y de todo el aparato digestivo. Los Katukina también la utilizan como antídoto contra las mordeduras de serpiente, como medicina para diversas dolencias, como fortificante y purgante.

Según el experto en biomedicina Leonardo de Azevedo, del Instituto Oswaldo Cruz de São Paulo, el veneno contiene sustancias opioides que alivian el dolor y producen sensación de bienestar. El especialista en venenos dijo que otras moléculas presentes en la sustancia -como dermaseptinas, dermatoxinas, filoseptinas y plasticinas- han demostrado, en el laboratorio, propiedades antimicrobianas, destruyendo bacterias, protozoos, hongos y gusanos. Por eso, el veneno del kambô se cita en diversos estudios que apuntan a su futuro potencial en la lucha contra las superbacterias (bacterias resistentes a los antibióticos).

Pero para los indios, la principal razón para tomar kambô es combatir el «panema». Panema es un vocablo indígena que hace referencia a la tristeza, falta de suerte, irritación: «el estado de ánimo bajo», como alguien dijo una vez. Una persona está con «panema» cuando nada va bien y nada es bueno. El objetivo básico del kambo es «quitar el panema». Y este, por difícil que sea de aceptar para el pensamiento occidental, es el principal efecto del kambô: establece un «shock de gestión» espiritual en la vida de las personas, un momento desencadenante en el que se da la reorganización orgánica y psicológica a partir del cual la persona cambia de actitud y altera sus patrones futuros de salud.

La venta del veneno en Brasil, así como cualquier publicidad sobre el tema, ha sido prohibida por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). Su aplicación sólo está permitida a través de los pueblos indígenas.

Desde mediados de la década pasada, el kambô se ha extendido a los grandes centros de Brasil, donde ha habido un doble interés por el kambô: como «medicina de la ciencia» -en la que se exaltan sus propiedades bioquímicas- y como «medicina del alma» -donde lo que más se valora es la incidencia cultural que tiene, su «origen indígena»-. La difusión urbana del kambô ha tenido lugar, sobre todo, en clínicas de terapias alternativas y en el entorno de las religiones ayahuasqueras. Los practicantes son muy diversos: indios, antiguos caucheros, terapeutas holísticos y médicos. Los lugareños temen que los practicantes novicios tengan prácticas mal elaboradas del Kambô, o utilicen las secreciones de la piel de otras especies de anfibios (Rhinella marina), a raíz de esto existen infinidad de complicaciones para la salud e incluso pueden llegar hasta la muerte.

Hace unos diez años, los propios indios amazónicos que utilizan la sustancia advirtieron de los peligros del uso indebido y no autorizado, por parte de chamanes inexpertos.

«Estamos oyendo mucho sobre cómo en el sur de Brasil hay personas que utilizan (el veneno) sin ningún respeto, intentando lucrar con la venta de la leche de rana a través de Internet y aplicándola sin ninguna preparación y sin el permiso de los indígenas, con el riesgo, incluso, de muerte», dijo Joaquim Luz, líder yamanawá de Acre, en una entrevista concedida hace algún tiempo a Radio Nacional da Amazonia.

La secreción que produce la P. bicolor contiene varias toxinas diferentes no caracterizadas. Es necesario realizar más estudios sobre el potencial farmacológico de los anfibios y vigilar el riesgo de biopiratería. El tráfico de estos animales y sus secreciones, como también el posible impacto sobre la población de P. bicolor en sus hábitats naturales, son temas que deben estudiarse de forma exhaustiva a la par de una buena inversión e interés formal.

Por lo tanto, cuando decida pasar por esta experiencia y probar la aplicación del kambô, tenga en cuenta siempre tratar esta sustancia, respeto y responsabilidad, a través de los verdaderos poseedores de esta medicina: los indios de la Amazonia.

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